El glamour flamenco de Martirio en el Teatro de la Zarzuela
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Martirio, celebrando la reciente concesión del Premio Nacional de Músicas Actuales, volvió a convocar en Madrid una fiesta de celebración por treinta años de trayectoria, una gran noche que tuvo lugar el pasado 7 de febrero en el Teatro de la Zarzuela.
Tres décadas de glamour flamenco. Qué difícil contar cosas en esta reseña, porque ¿qué decir que no esté ya dicho? Pero siempre hay que contar cosas sobre ella, porque Martirio siempre resulta necesaria. Un año después de comenzar la celebración, aquella vez en el festival Inverfest, Teatro Circo Price de Madrid, la gran Martirio ha vuelto a convocar otra fiesta 30 Aniversario, en esta ocasión en el Teatro de la Zarzuela. Una cita imprescindible que se abrió interpretando una procesión de las que se llevan por dentro, Estoy Mala de Cristalitos Machacaos, mediados de los ochenta, copla con sus momentos por fandangos de los muelles, y saeta 'reconcentrá'. De aquel Madurito Interesante hasta los Ojos Verdes por bulerías, incluyendo un buen solo de Reinier Elizarde 'Negrón', contrabajista de la noche, para llegar a Dicen, recordando aquellas madrugadas de coplas con Chano Domínguez.
Tú Eres mi Marío, el teatro de la copla al estilo de Marifé con gran lucimiento por parte de Jesús Lavilla con su piano, antes de llegar a María La Portuguesa. Llegó la hora de los cantes por trilla, antiguos cantos campesinos que adoptaron carácter flamenco al ser adaptados por cantaores, y que en esta noche tan especial fueron interpretados por Martirio junto a un excelente cantaor que apareció desde el fondo del escenario: el onubense Arcángel, con quien los asuntos derivaron después hacia los fandangos.
Fin de la primera parte para dejar el escenario a Raúl Rodríguez, el niño de la grande, el niño de todos, junto al versátil Pablo Martín Jones al cajón flamenco. Estreno importante, El Viajero, tema que formará parte de La Raiz Eléctrica, la evolución del artista desde su Razón de Son.
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Volvió Martirio a escena con un momento espectacular, Las Palmeras junto a toda la banda, antes de quedarse a solas con Raúl y Jesús para irse al tango Volver por bulerías. De Gardel a Goyeneche con Uno, incorporándose Maui, la niña de Ramírez acompañando con su chelo, antes de realizar a dúo con Martirio uno de los mejores temas del repertorio de la utrerana: Me Queda Cantar.
El asunto más intimista de la noche llegó con Si Te Contara, junto a Negrón, arte esencial desde aquella Primavera en Nueva York. Recorriendo repertorios americanos, era necesario recordar que Martirio se encontró con Compay Segundo, cantando Es Mejor Vivir Así, llegando después Hacia Dónde de Marta Valdés, con el baile de la genial Rocío Molina. Nueva sorpresa, Niño de Elche llegó con sus interesantes cosas, entrando en escena para interpretar Tierra y Luna desde Poeta en Nueva York de Lorca, versionando a continuación Las Simples Cosas de César Isella y Armando Tejada con Martirio. Nuevo cambio de conceptos, Quisiera Amarte Menos con nueva aparición de Rocío Molina, antes de volver a la copla con la Paid so Well. Momento para presentar a toda su banda: Raúl Rodríguez, Jesús Lavilla, Guillermo McGill... Por copla jazz, Compuesta y Sin Novio, antes del gran final, aquellas Sevillanas de los Bloques, que improvisadamente decidieron bailar Arcángel y Rocío Molina. Así finalizó en el Teatro de la Zarzuela de Madrid una noche de glamour flamenco, coincidente en el tiempo con aquel 7 de febrero que falleció la madre de la artista, aquel 7 de febrero que también nació la madre de Martirio. Porque una madre de todos a su vez también tiene su propia madre.
Por Jaci González
Fotos Pacolega