Eduardo Guerrero estrena Guerrero en Cádiz
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Eduardo Guerrero, uno de los mejores artistas del baile flamenco actual, estrena en el Palacio de Congresos de Cádiz su nuevo espectáculo Guerrero.
Después de recorrer todo el planeta junto a las principales compañías de baile, siendo a la vez una de las principales estrellas habituales de Corral de la Morería, el tablao flamenco más famoso del mundo, el gaditano Eduardo Guerrero estrena en el Palacio de Congresos de Cádiz, su propia ciudad, su nuevo espectáculo Guerrero. Será el sábado 16 de enero, a partir de las nueve de la noche, dedicando parte de la recaudación a la Asociación Gaditana de Espina Bífida e Hidrocefalia. Las últimas entradas para este estreno están disponibles en El Melli, a 15 euros en patio de butacas, y 12 euros en anfiteatro.
El arte de la guerra
Por Juan José Tellez
En el siglo cuarto antes de Cristo, el general Sun Tzu escribió un libro de estrategia militar que suele tener mucho éxito, en la actualidad, entre los yuppies y emprendedores. Se tituló “El arte de la guerra” y algunas de sus enseñanzas pueden aplicarse a la madre de todas las batallas, que es la vida misma, el ámbito cotidiano de nuestras emociones: "Si conoces a los demás y te conoces a ti mismo, ni en cien batallas correrás peligro –puede leerse en él-; si no conoces a los demás, pero te conoces a ti mismo, perderás una batalla y ganarás otra; si no conoces a los demás ni te conoces a ti mismo, correrás peligro en cada batalla".
"La mejor victoria es vencer sin combatir", afirma el viejo general chino y es lo que suele ocurrir en el teatro de operaciones del amor. Ese es el escenario elegido por el bailaor Eduardo Guerrero –Cádiz, 1983- para poner en pie su nuevo espectáculo, que lleva su polisémico apellido y que sigue una trayectoria iniciada por “De Dolores” o “El callejón de los pecados”, en una larga trayectoria artística iniciada siendo apenas un niño, que pasa por la compañía de La Yerbabuena y que se ha visto coronada, entre otros galardones, por el Desplante del Festival de La Unión.
En esta ocasión, el bailaor se centra en su relación con las mujeres -su madre, sus amantes, sus amigas-, en ese territorio límite en el que la sentimentalidad convive con la sensualidad pero supera ambas temperaturas vitales, hasta encontrar un puente entre géneros y sexos al que solemos llamar persona. Se trata de una tensión sin traumas, de un combate interior, sin excesivos daños colaterales, más allá de la pasión y del compromiso con su propia querencia masculina.
Ese es, en líneas generales, su pretexto, el de hacer de la guerra un arte. Sin embargo, su mejor ejército es él mismo, escoltado por el cante de Anabel Rivera, Samara Montañez o May Fernández, pero con una munición musical de primera, la que aportan las guitarras de Javier Ibáñez y Juan José Alba, autores también de nuevas falsetas para un conjunto de armonías populares que presentan un larguísimo abanico de estilos: desde una saeta inicial a los cuplés de despedida, atravesando un amplio desfiladero de malagueñas, fandangos, rondeñas, granaínas, verdiales, bulerías por soleá, polos, nanas, seguiriyas, serranas, tangos, zambras y alegrías. Toda una antología interpretada con acento propio por un Guerrero vestido por Torres y Cosano. Esta nueva propuesta marcará, sin duda, un antes y un después en su trayectoria. Y, a su vez, se convierte en una alegoría de su propia concepción del mundo y del espectáculo, con un claro vencedor de esta epopeya: el baile flamenco.