Ansia colectiva de alfombra roja y photocall
- Publicado en Las Cosas
El extraño asunto sucedió de repente, durante una tarde. En la pantalla de inicio de Facebook, también en Twitter y en Instagram, aparecen en mi pantalla decenas de publicaciones de artistas diciendo ser nominados finalistas de los Premios Max, todo en plan muy emocionante. No un caso o dos, decenas. Nominaciones masivas para los Premios Max. Pero, mientras tanto, el mundo real de las cosas es muy diferente, ya que los Premios Max han anunciado candidaturas, pero no nominados finalistas ¿Desconocimiento colectivo, picaresca de muchos, o una mezcla de ambos asuntos?
Los Premios Max, principal gala anual de las artes escénicas en España, ha hecho pública la lista de candidaturas para sus diferentes categorías (mejor actor, mejor coreógrafo, etc...). Eso dice un e-mail que ellos me han enviado, con una lista repleta de candidaturas, unas trescientas candidaturas repartidas entre veintidós categorías. De esa manera, una vez analizadas las inscripciones a ser candidato en los premios, corregidos errores, reubicando candidaturas entre categorías, y haciendo una criba muy básica, aproximadamente la mitad de las inscripciones realizadas para ser candidato han sido validadas. Esa es la lista que se ha presentado a 17 de febrero, una lista elaborada por tres comisiones territoriales, lista sobre la que posteriormente el jurado determinará los nominados finalistas para la gala, siendo esta selección de nominados finalistas un asunto que aún no ha sucedido. Es decir, la situación actual es que se hace pública una lista de candidaturas admitidas, pero no de nominados finalistas. Cada categoría tiene actualmente unos quince candidatos, pero analicemos un concepto. Recuerden las veces que hemos visto en televisión una gala de los Oscar, los Goya o incluso los propios Max. Categoría mejor actor principal, el momento de anunciar los nominados ¿Alguien ha visto alguna vez dar una lista de quince o veinte nominados?
Claro, va a ser que, en el mundo real de las cosas, más allá de las ansias y el afán, más allá de las imaginaciones, la lista de candidaturas de los Premios Max es la lista sobre la que el jurado determinará cuáles son los nominados finalistas que asistirán a la gala que tendrá lugar el 25 de abril en el Teatro Circo Price de Madrid. Si sucede como el año pasado, serán tres los nominados finalistas en cada una de las veintidós categorías. Es decir, aproximadamente el ochenta por ciento de las candidaturas hoy anunciadas no serán nominaciones finalistas que acudan como tal a la gala. Claro, entonces no es que en los Premios Max se hayan vuelto muy locos, y esta tarde se hayan puesto a repartir nominaciones para la gala en plan masivo. Simplemente, han puesto en orden las inscripciones creando una lista de candidatos que aspiran a ser finalistas. Por supuestísimo, que entre los candidatos hoy anunciados estarán los futuros nominados finalistas, y los futuros ganadores. También es cierto que se quedarán sin ir a la gala propuestas que merecen estar nominadas, es inevitable, ya que habrá espacio para muy pocos elegidos. Tampoco es cuestión de considerar algo menor ser candidato, solamente el hecho de ser candidato quiere decir que se es un profesional relevante en activo, que no es poco. Pero ser un ser humano cuya inscripción como candidato ha sido validada es algo muy distinto a ser alguien nominado como finalista para acudir a una gala como posible ganador.
¿Por qué se forma una algarabía similar a si se hubieran anunciado los nominados finalistas? Creo que hay dos tipos de casos. Por una parte, aquellos que realmente no saben cómo es el proceso, y han creído ser finalistas por aparecer en una amplísima lista de candidaturas. Por otra parte la picaresca, esa cosa que siempre aparece en la industria cultural española. Esto es lo analizable, este es el gran concepto sobre el que pensar. Artistas que jugando a la confusión pretenden que sus seguidores les visualicen como alguien que pasará por la alfombra roja, y atravesará decenas de flashes de cámaras en un photocall. Incluso sabiendo que hay más opciones de no ser finalista que de ser finalista, ya que cada categoría tiene unos quince candidatos de los que serán tres los elegidos como nominados finalistas. Algo en plan "el sol que va por delante es el que calienta, mira, como salgo en una lista, le digo a la gente que me han nominado para una gala de premios". En algunos casos cuela y todo, y debido a crear un autobombo como supuesto nominado finalista, algunos incluso salen en medios como nominados finalistas. Lo cual también es analizable, periodistas que dan por hecho lo que vean en publicaciones en Facebook. Pero ¿Qué dirá la mayoría de esos artistas a su público cuando pongan el televisor para ver la gala y no les vean aparecer por ningún lado? ¿Qué pasará cuando dentro de un mes los Premios Max haga pública la lista de nominados finalistas? Es demasiado arriesgado aventurarse a autoproclamarse nominado finalista cuando lo difícil no es estar en la lista de inscritos validados como candidatos, proceso que consigue pasar más de la mitad de los inscritos, lo complicado es ser posteriormente nominado como finalista para la gala. Que te has apuntado en una lista que se hace pública y en la que la mayoría de los que se apuntan salen en la lista, es algo bueno, pero no tan importante como si te nominan como finalista. Hagamos otro símil con los Oscar: todos sabemos que, todos los años, hay una película española candidata a los Óscar en la categoría de mejor película extranjera. Pero pocos son los años en los que esa película es, además de candidata, también nominada a los Óscar en esa categoría.
El asunto da para analizar uno de los aspectos más habituales entre nosotros, los seres humanos, y más aún en la industria cultural española ¿Hasta dónde puede llegar el ansia de reconocimiento? ¿Cuánto hay de picaresca y cuánto de desconocimiento en una distorsión tan colectiva de la realidad? No es un hecho aislado, se está viendo por decenas desde que salió la lista de candidaturas.
Por Jaci González
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