Martirio y Raúl Rodríguez en el tiempo del mundo de Chavela
- Publicado en El Patio
Pasará el tiempo, y hablarán de ella una tarde en Buenos Aires o en Madrid. Chavela es más que una intérprete, ella es la chamana que cataliza los sentimientos en el tiempo. Era lógico, y coherente, que Martirio y Raúl Rodríguez se adentraran en su mundo con profundidad. El carácter desnudo y sincero de solamente una voz y una guitarra, en libertad de asimilación creativa de conceptos, evolución de perspectivas surgiendo desde el paradigma del verdadero origen de las cosas. Era necesario que ella y el nos contaran cosas...
Por Jaci González @JaciGonzalez
Fotos: Jesús Ugalde
¿Cómo se definiría el tiempo en el mundo de Chavela?
Martirio: Con una grandísima importancia del silencio en el tiempo. Un silencio cargado de intenciones, de música, de palabras que se sobreentienden, emociones que afloran. Un tiempo lleno de poesía, paladeo de la palabra y verso, búsqueda absoluta de la verdad de la expresión.
¿Cómo se explicaría quién fue Chavela?
Martirio: Se pueden llenar varios libros, con el arte, la vida, su personalidad. En primera instancia, un corazón valiente para atreverse a amar incluso después de haber amado. Una mujer libre en un tiempo donde no fue fácil ser libre, una artista única y original, una inteligencia enorme a la hora de escoger su repertorio. Una fidelidad a su obra, vocación y misión como cantora de todo el que escuchaba. Una mujer inteligente con gran sentido del humor, una mujer a la que le gustaba mucho el flamenco. Para mi tiene mucho que ver con las grandes cantaoras de flamenco, a la hora de emitir, traspasar la frontera de cualquier tipo de impostura para llegar al centro del oyente.
Vuestro más reciente proyecto, De un Mundo Raro, iba a referirse en principio a más mujeres ¿Cómo fue la decisión de centrarse solamente en Chavela?
Martirio: Preparando Raúl y yo un disco que queríamos hacer sobre las mujeres que nos han influenciado, los dos solos con unas coordenadas concretas que difícilmente se vuelvan a repetir, cada vez que repasábamos una canción que nos gustara, de un montón que traía, cuando salía una canción que ella cantara sucedían cosas. El repertorio se fue abriendo camino, el repertorio pedía a gritos que estuviera dedicado a ella.
Es muy relevante el concepto de sencillez, solamente tu voz, la guitarra de Raúl, y la desnudez del silencio
Raúl: Es la forma más sincera que tenemos de comunicarnos en la Andalucía musical, aparte del cante y toque, el cante y toque en casa. Sin trampas, con la única compañía de una persona que te conoce, como en mi caso mi madre, como en su caso su hijo. Dentro de la misma sala, grabando a la vez, para no poder agarrarnos a ningún vicio cogido tanto en la forma del cante flamenco, como en la forma de cantar el repertorio al estandarizarse en cuanto a la forma de cantar cuando la gente trata de cantar como Chavela. Aquí hemos buscado ese punto, que el silencio fuera un tercer compañero de trabajo, representando a todas las ausencias: la ausencia de Chavela, la ausencia de los amores perdidos, la ausencia de toda esa gente que nos hubiera encantado que estuvieran aquí con nosotros y no están. Como Enrique, como Mario, nos acordamos mucho de ellos. Mi abuela, la abuela de mi niña, la gente que se va, hace falta poder despedirse de alguna manera. La obra también cumple un efecto de despedida, ceremonia para todas las personas queridas que no están.
Chavela es quizás más flamenca que el flamenco aún sin cantar por seguiriya…
Martirio: Ella cantaba La Llorona de tal manera que Raúl pudo acompañarla por seguiriya. Muchas veces, escuchando a Paco Toronjo, creo que hubieran hecho una buena pareja artística, cantaban los dos con ese desgarro, esa verdad.
Cuando haces por soleá un cante por Chavela, estando en concepto utrerano, de repente surge un instante en el que el cante se lanza al vacío en el tiempo. Recuerda un poco, por otro lado, pero sí en ciertos aspectos, a cuando Enrique Morente hizo la Soleá de los Números…
Martirio: Esa es una forma que se hace poco en el flamenco, yo lo he aprendido de Chavela, soltar un calderón... En el espacio, mientras el acompañante, en este caso perseguidor de la cantante, está pendiente de la última respiración para recogerlo. Me parece muy, muy emocionante. Sombras es la canción que más me gusta.
Raúl: A mi también, creo que es donde mejor se ha conseguido la conversión de la canción en cante. Está encajada con bastante naturalidad dentro del rollo de la soleá, la misma canción habla de la soledad, ese momento cuando ya no está quien sea que estuviera, amor que ya no está en la casa y escuchas el rodar de una pelusa por el pasillo, ese pánico ante el espejo que es la soledad, y la soleá es lo que mejor define ese sentimiento en el flamenco. También la retroalimentación de cosas, estamos aportando un compás a una canción, pero esa canción también nos aporta ciertos mecanismos de cambio que son propios de Chavela, como ese calderón ahí, que no se suele hacer en el flamenco. En el cante rítmico del flamenco no se suele hacer, aunque se suspenda vuelve a caerse en algún sitio donde ya estaba la rítmica, siendo en este calderón una cosa elástica. Ese es un aporte de su forma de cantar a la mecánica del cante por soleá.
Hay un curioso juego antropológico con La Sandunga, que llegó a México como jaleo flamenco cuando aquí en España el jaleo aún no se había transformado en bulería. Ahora, de repente, es como evolucionar La Sandunga en España a partir de la evolución mexicana del jaleo flamenco hace siglo y medio ¿Cuánto tiempo estuvisteis preparando esto?
Raúl: En realidad ese tema fue el que tardamos menos. Teníamos once temas, queríamos hacer diez, y había dos que no nos convencían. Se quedó en nueve y nos faltaba uno, fue en el estudio.
Estuvo a punto de no ser…
Raúl: Vamos, no estaba, salió a última hora. Yo la vi venir como una bulería rápida, fuerte, festera, por intuición. Después buscamos qué cosa era La Sandunga antiguamente, ya nos dimos cuenta de ese juego. Incluso, comparte no solo con el jaleo y la bulería, algo de sevillana también tiene… La estructura de la sevillana antigua de tres letras, tres bloques con un estribillo.
Martirio: El otro día, escuchando verdiales del campo, un disco de un investigador con gente del pueblo, cantaban una letra de sandunga. Una panda de verdiales antigua.
Raúl: Eso ha pasado mucho, cosas que van de allí para acá, de acá para allá, y llega un momento que no se sabe de donde es. Ha pasado en el flamenco mucho más de lo que se sabe.
Martirio: Y las canciones mexicanas están adheridas a nuestra cultura, aquí se cantan canciones mexicanas en cualquier celebración. Por la cantidad de años que hemos estado en contacto.
De un Mundo Raro, por cantiña gaditana mexicana ¿Cómo sucedió?
Raúl: Eso lo hicimos la primera vez que fuimos a México, en el Lunario del Auditorio Nacional. Es algo que a mi madre siempre le gusta hacer siempre que vamos a Colombia, México, Venezuela o Argentina. Coger una canción del lugar a través de nuestro filtro, sea unas alegrías, un fandango, soleá… No recuerdo en que momento tomamos la determinación de que fuera por alegrías, quizás por la tonalidad. A veces hay cosas que llegan hechas, pero no recuerdo cuándo fue esa decisión. Pero pasa eso, hay un cruce de la canción y la cantiña, el modo de la alegría
Al final de tema, muy curioso cuando estás totalmente en Cádiz y de repente para terminar se deja caer muy mexicano el concepto, y se queda uno como diciendo: “la madre que le parió… que es el ser humano que canta”
Raúl: Jajaja, sí, se queda ahí suspendido...
Aparte de lo musical, los encuentros melódicos y armónicos, naturales mezclas, en los encuentros de Martirio y Raúl siempre son relevantes los argumentos, las letras ¿Se puede condensar una novela más que como lo hizo José Alfredo?
Martirio: Imposible. José Alfredo tiene un repertorio maravilloso. Ahora estoy leyendo un libro sobre las canciones de José Alfredo Jiménez, que ha sacado María Victoria Arechabala. Desgaja a nivel psicológico las canciones, habla de Freud, Lacan… Hace un estudio exhaustivo del amor, del desamor. Dice una cosa que a mi me gusta mucho: “incluso, las canciones de desamor es lo último que puedes ofrecer al ser amado”. José Alfredo tiene ese poder sintético, tan flamenco, de describir en una estrofa una vida.
Creo que el repertorio del disco da vueltas interesantes alrededor de argumentos de soledad
Martirio: ¿Tú crees? No le veo un disco triste, le veo más tierno que triste. Hemos huido mucho de las canciones más trágicas y dramáticas. Hay canciones que tienen su drama, claro está, porque el drama está en nuestras vidas. Pero no creo que deje regusto amargo, hay una sonrisa por encima de toda esa emoción, a veces melancólica o triste. Hay mucha falta de rencor, mucha capacidad de amar y perdonar, dar gracias por haber vivido emociones.
Raúl: Hemos huido del melodrama, de ser la fiesta de la pena. Asumir la pena y soledad de forma saludable.
En el proyecto está también presente el corazón de Camarlengo, desde la primera página… ¿Qué supone Camarlengo en todo esto?
Martirio: Jorge tiene una fidelidad, un conocimiento, un afán… Es un gran melómano, conocedor de ese arte que es verdad. Un gran fan de los artistas que se dejan la piel en su obra, una persona que allana los caminos, tiene criterio a la hora de decir cosas. Le consulto desde la peineta al título de una canción, a una entrevista con según quien. Tiene un criterio sabio. Esto que estoy diciendo no lo está escuchando él…
¿Cómo será la noche del 11 de diciembre en el Teatro Fernán Gómez de Madrid?
Martirio: ¡Ahhh! Se evocará a esta mujer con toda la fuerza, a esa maestra, te lo puedo asegurar. Va a ser muy emocionante, estaremos recién llegados de Colombia. Quizás así sea mejor, así da menos tiempo para ver la trascendencia y la importancia que tiene el momento, poder presentar este repertorio en Madrid. Espero poder estar lo más tranquila posible dentro de los nervios que me constituyen, como armadura. Tu sabes que siempre me pongo nerviosa, y Madrid tiene ese acicate, y con este repertorio tan emocionante. Tengo una ficha muy buena, tengo su jorongo, entonces me le voy a llevar, le pondré al lado de mis santos y mis piedras, le voy a tocar antes de salir al escenario…
Martirio y Raúl Rodríguez presentan en concierto los cantes por Chavela en De un Mundo Raro el miércoles 11 de diciembre, a partir de las 20:30 horas, en el Teatro Fernán Gómez de Madrid