El triunfo flamenco de Rosalía, Israel Galván y Niño de Elche en Sónar
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Rosalía sorprende por cantiñas en el primer concierto de su nuevo proyecto en Sónar, en la misma programación en la que Israel Galván y Niño de Elche instalaron espejos conceptuales, reflejando circunstancias flamencas durante el mismo festival, la pasada semana en Barcelona.
Va a ser que sí. Eso de Rosalía en ese vídeo publicado en AIREFLAMENCO.com es flamenco, y son cantiñas. Aunque sigan surgiendo debates porque yo haya dicho cantiñas. Es lo que es. Flamenco. Concretamente cantiñas. A partir de una estructura rítmica de cantiñas sobre una base de compás de doce por ocho.
Por cierto, ya no busquen el vídeo, no existe. Fue muy visto y comentado, pero ya no existe. Es el fragmento de vídeo que Sónar cedió a los medios de comunicación para utilizar, y rápidamente fue lanzado en AIREFLAMENCO.com. Como es habitual en este medio con cualquier cosa relacionada con Rosalía desde hace años. Lo peculiar estuvo en que Sony Music se apareciera a medios que hubieran utilizado el vídeo pidiendo su retirada. Esa historia da para capítulo de la sección Las Cosas. Será que lo de boicotear la presencia en medios de un festival y un artista debe ser algún tipo de nueva estrategia promocional incoherente. O estrategia antipromocional calculada. Queda preguntarse cosas ¿Será lo de tener a Rosalía el típico movimiento de meter a alguien emergente en catálogo para anular al artista en favor de cualquier otro producto? No sería la primera vez que se viera un caso así en la industria musical española. Si no es por algo así ¿Qué sentido tendría realizar una operación así por parte de la discográfica para boicotear a un festival y un artista? ¡Esperemos que ahora Sony Music no aparezca para censurar la foto de esta reseña! No tiene sentido que el departamento de prensa de Sónar haga un trabajo bien hecho, y Rosalía algo tan interesante, para que luego se lo cargue Sony Music como propietario del trabajo del artista. O quizás tiene sentido, con el tiempo descubriremos la razón. No sería la primera vez en España que una discográfica ficha a un artista para cargárselo.
Volviendo a las cantiñas de Rosalía... Sí, es flamenco, son cantiñas. Otra cosa diferente es que sea un concepto por cantiñas que en estética, elementos, puesta en escena, y muchas más cosas, es muy diferente en conceptos a cómo haría unas cantiñas Pansequito con Juani de la Isla como guitarrista. Digo Pansequito con Juani de la Isla porque, precisamente, es uno de mis conceptos favoritos por alegrías (las alegrías son uno de los estilos de cantiñas) en los últimos años, por la grandeza que mostraron ambos intérpretes por alegrías en Un Canto a la Libertad, el más reciente álbum de Pansequito, producido por Diego Magallanes y editado por Bujío de los Hermida.
A unos les gustará mucho esas cantiñas por alegrías de Rosalía, otros se asustarán, otros preferirán otro tipo de conceptos de cantiñas, como es normal que suceda cuando alguien inventa algo tan original sin parecerse a casi nada realizado anteriormente. Pero eso que ahí hace Rosalía es flamenco, concretamente cantiñas. Otra cosa diferente es que sean cantiñas con un concepto que nunca hasta el pasado fin de semana había sucedido en algún escenario. Observación relevante: digo cantiñas, no alegrías. Porque cantiñas son, aunque no sean identificables como alegrías, ni romeras, ni mirabrás, ni cualquier otra cantiña conocida hasta el momento. Pero son cantiñas. Las cantiñas que a ella se le ha ocurrido hacer como le ha dado la gana.
Si mañana Danone de repente lanza el yogur de mojito, que es algo que por ahora nunca ha comercializado Danone ¿Sería un yogur? Sí, concretamente un yogur de mojito, un yogur con un color y un sabor que nunca hasta ese momento habría sucedido. Puede maravillarte y empezar a ser tu yogur favorito, o puede no gustarte y darte grima, o quizás de repente te acostumbres a comprarlo tanto como sueles comprar el de vainilla. Pero ese yogur de mojito sería un yogur, como el de vainilla, solo cambia el saborizante y el colorante, y que nunca antes hasta ese momento se habría comercializado el yogur de mojito.
A mí no me gusta la pizza de piña. No comprendo por qué puede haber gente que le guste la pizza de piña. Pero no me pongo reaccionario si cada vez que veo la lista de productos de Telepizza, veo escrito Pizza de Piña al lado de Pizza Cuatro Quesos o Pizza Barbacoa. Básicamente porque, me guste o no, prefiera personalmente otras pizzas o no, es obvio que en Telepizza no van a denominar Arroz con Pollo a la Pizza de Piña. Debido a que es una masa de pizza que encima lleva piña. Por lo cual Pizza de Piña, así sale en la lista de productos de Telepizza. Me guste o no el concepto Pizza de Piña. Pero ni hago como que no existe la Pizza de Piña, ni me reboto en plan reaccionario si veo una pizza de piña que sea identificada en una carta de pizzas como Pizza de Piña. Simplemente comprendo que hay un público para el producto Pizza de Piña, que así se denomina, y es una pizza, me guste o no su existencia. Es una pizza. De Piña. Pizza.
Es evidente que esas cantiñas de Rosalía es un concepto flamenco que no se parece en casi nada a la mayoría de conceptos flamencos por cantiñas de las últimas décadas, ni sigue patrones conceptuales similares, en apariencia parece más un concierto de Rihanna que un recital de Pansequito. Otra cosa es que, aún así, es flamenco, aunque sea un concepto flamenco muy diferente y nunca visto hasta ahora mismo ¿Rosalía en estas cantiñas es muy diferente a varios elementos que suelen tener en común Pansequito, Juan Villar y David Palomar cuando hacen cantiñas? Por decir tres enormes cantaores vivos que suelen hacer cantiñas mortales, como también fueron tremendos en el pasado Antonia 'La Perla', Beni o muchos otros. Es evidente que, conceptualmente, las cantiñas de Rosalía no se parecen en nada a todo eso. Lo cual es muy diferente a que, aún así, eso de Rosalía es cantiñas, por lo cual es flamenco. Simplemente son unas cantiñas totalmente diferentes en apariencia a elementos que ha habido en común cuando hemos visto y escuchado hacer cantiñas el 99,9999% de veces en las últimas décadas. De paso recuerdo que hace poco más de un siglo, lo cual es poco tiempo comparado con la totalidad de la historia de la música, todavía no existían las cantiñas.
Aunque parezca que estás viendo unas imágenes de un concierto de Jennifer López o Beyoncé, eso es flamenco. Es una escena conceptual con la que yo mismo, personalmente, he soñado muchas veces en los últimos veinte años. Que un artista flamenco, y haciendo algo flamenco, aunque sean conceptos flamencos muy peculiares, pueda moverse como una Beyoncé, con una infraestructura, una estética, un branding, que haga llegar un concepto flamenco a un público realmente masivo, aunque fuera un formato de concepto flamenco inédito hasta ese momento ¿O es que el artista flamenco no merece un gran escenario? ¿Queréis algunos al artista flamenco cantando solamente para 50 personas para ganar 300 euros? Y repitiendo constantemente porque sí, porque así mandan los cánones, un formato escénico inventado por Chacón hace un siglo. Que es un formato escénico maravilloso, pero el arte es creación y evolución. Dejen a los seres humanos crear, imaginar nuevos paradigmas flamencos. El tiempo dirá que nuevos paradigmas se establecen. Pero que sea el tiempo, no el reaccionarismo. Querer que el flamenco siga siendo solamente un bucle contínuo, donde no evolucionen los conceptos, sería acomplejarse, matar al flamenco, y considerar al flamenco algo menor al pop o al rock. Han pasado tres décadas desde que Michael Jackson definiera el formato de espectáculo que desde entonces impera en el pop o el rock ¿Por qué no puede asumir ese formato el flamenco? No hay que olvidar que algo en cierto modo cercano a eso de Rosalía, y con cierta cantidad de público, ya han hecho con sus conceptos otros, como Ketama o El Barrio, pero indignó menos en el mundillo, entonces el dinero público cubría de todos modos a un star system de artistas flamencos con cachés artificiales.
Ahora quizás molesta que un artista flamenco se permita tener mucho público, pase o no por la validación de una serie de poderes internos de un mundillo flamenco, en plan jerárquico y totalitario. Es posible que eso sea lo que moleste. Gracias a proyectos como el de Rosalía puede haber desarrollo real de la industria flamenca en el futuro, gracias a eso puede existir más gente que indagando llegue a descubrir la historia previa para llegar a evolucionar hacia eso, cosas como que existió una utrerana llamada Fernanda. Un ser humano, como público, puede ir a un concierto de Rosalía, y la semana siguiente a un recital de Pansequito. Es compatible.
El trabajo de Rosalía está siendo muy positivo para que el público pueda interesarse por cualquier concepto flamenco, Rosalía está provocando que algunos ahora mismo, mientras usted lee estas palabras, estén buscando, descubriendo que existieron Chocolate, Farruco, Paquera... ¿No es maravilloso? Rosalía está haciendo más por el flamenco que muchas instituciones públicas de diferentes colores políticos, que en ocasiones gastan grandes cantidades de dinero público para utilizar al flamenco, solo para dar imagen de propaganda política ante públicos limitados y fines electoralistas. Aparte está otro temazo, mostrar que es posible la vida después de la caída de El Edificio Flamenco. De eso pueden encontrar más información en la sección Las Cosas de este mismo medio.
Por cierto, recuerden que en los famosos conciertos de Rosalía en el Price, ella es esa que después de abandonar el escenario en la última parte del concierto, ante la ovación del público durante minutos pidiendo un regreso al escenario, hizo como bises una seguiriya ¿Cuántas veces hemos visto en las últimas décadas que al terminar un concierto flamenco los bises sean por seguiriya? Y da lo mismo si la mitad del público sabía si estaban o no ante una seguiriya, que para parte del público aquello de momento fuera simplemente el single De Plata, el de aquel videoclip molón. Es una seguiriya, y si les gusta, terminarán investigando por su cuenta qué es De Plata. Una seguiriya.
No debería ser necesario decir algo muy común en las últimas décadas del flamenco: el típico cantaor que empieza su recital con dos o tres cantes en concepto solemne, en plan malagueña, seguiriya, y soleá, por ejemplo, como postureo adrede para dar imagen de largura flamenca, para a continuación hacer media hora de "vámonos que nos vamos". Y cualquiera que conozca bien el terreno flamenco sabe a lo que me refiero, porque no es el caso de uno o de dos, son muchos. Rosalía es la que es capaz de salir a hacer bises ante 1.600 personas, como aquellas noches hace poco tiempo en el Price de Madrid, que a su vez más del 90% del público presente haya pasado por taquilla pagando más de 25 euros, para hacer sus bises por seguiriya. Llámenme raro, pero a mí me emociona que un artista flamenco decida que los bises, el gran momento final, el culmen del concierto, sea por seguiriya en un Inverfest. Ante un gran público que a su vez mayoritariamente haya comprado entradas solo por ella y sus cosas, que no es lo mismo que un teatro lleno de público invitado o sillas vacías. Seguiriya. Para rematar el concierto.
Seguiriya. Por personal que sea la seguiriya. Sea lo que haya al lado suyo la guitarra de concepto folk rock con arte de Refree o sea un toque más "tradicional" (nótese que digo tradicional entre comillas, que hablamos del flamenco, un arte con menos de dos siglos de historia, y creado a través del mestizaje entre muchas culturas). Un toque más "tradicional" como el del sublime Joselito Acedo, quien también ha hecho conciertos con Rosalía en los últimos meses. Es curioso que hubo un debate tan incomprensible como insostenible sobre apropiaciones culturales, incluso un medio musical concreto pretendió montar por su cuenta una guerra ilógica entre Rosalía y Alba Molina, sin darse cuenta de algo relevante: ambas en aquel momento exacto compartían tener a su lado al gran guitarrista Joselito Acedo. Los conceptos de ellas son diferentes entre sí, pero no son conceptos contrarios ni incompatibles. Si tuviera que existir alguna duda entre cuál de las dos merecería ser relevante, yo me quedo personalmente con las dos, que son igualmente maravillosas. Recuerdo que Manuel Molina, padre de Alba Molina, y ser humano del que Joselito Acedo es en parte tocaora buen heredero conceptual, óle por él porque eso no es fácil... Manuel Molina, uno de los seres humanos más flamencos en los últimos cien años, es el mismo Manuel Molina de Smash. Por si alguno no lo recuerda. Y más de uno echó por tierra aquel maravilloso garrotín en su momento, garrotín fundacional del posterior rock andaluz. Y Manuel era Manuel, fuera en un concierto de Smash, fuera con Lole o fuera como alguna noche que yo viví con él en El Mantoncillo de Triana.
También veo a muchos criticar lo que han hecho en el mismo Sónar el ser humano Niño de Elche y el ser humano Israel Galván, alrededor del fragmento de vídeo publicado por AIREFLAMENCO.com. Los hay que hablan mucho con altas dosis de suficiencia y artificial dignidad flamenca, situándose flamencamente por encima de ellos, en plan mirar desde una intencionada perspectiva superior. Los hay que juzgan sobre lo suyo desconociendo que existieron seres humanos como Vicente Escudero, El Mochuelo o Val del Omar. A ver si va a ser que Israel y Niño de Elche se han pasado las pantallas del videojuego flamenco hace tiempo. Ha pasado un ratito ya desde que Niño de Elche se estrenara con aquel disco Mis Primeros Llantos. También ha pasado un ratito desde que Israel Galván se presentara por primera vez en Madrid en Casa Patas, con Noly de Mártires del Compás a la guitarra.
Con que dignidad flamenca autoimpuesta se ponen muchos a insultar a Israel Galván y a Niño de Elche, que cosas, que postureos, que miedo da a algunos verse reflejados en espejos. Porque al igual esas escenas que parecen tan grotescas quizás sean reflejos de realidades. Y ya sabemos que hasta los gatitos chicos se asustan cuando se ven reflejados en un espejo. Mientras más artificial sea la personalidad flamenca de uno mismo, y su imagen flamenca pretendida, más se asustará cuando se vea reflejado en un espejo. Israel Galván y Niño de Elche están instalando espejos, debido a que una vez superadas todas las pantallas conceptuales del videojuego flamenco, además sucede que no les da miedo dedicarse a instalar espejos, a ver que pasa. A estas alturas de la película, y de sus películas, pueden permitirse instalar espejos. Va a ser que muchos no se han dado cuenta todavía. Cuántas veces he leído ya en comentarios de vídeos a gente creyendo insultar a Israel y Niño de Elche, sin ser conscientes de estar insultándose a sí mismos viéndose reflejados en espejos. Ver realidades reflejadas en crudo y de forma literal puede provocar tal malestar, que el estupor puede hacer no ser conscientes de ser espectadores de un reflejo ¡Vergüenza! Como dice Niño de Elche en el vídeo de Sónar. El mismo Niño de Elche que hizo aquella genial versión del himno español en Late Motiv de Buenafuente, cantando y contando tantísimas cosas con solo una palabra. No avergüenza ni da miedo aquello que sucede en el escenario, es el subconsciente viéndose reflejado en el hecho artístico que ellos realizan, activando el subconsciente instintos primarios como respuesta. Las verdades a muchos les duelen, va a ser eso, mientras continúa la fiesta de los reflejos.
Dejo una frase para la reflexión. Una frase precisamente de Faly, uno de los hermanos Hermida, aquellos que editaron aquellas alegrías de Pansequito con Juani de la Isla. Esta es la frase: "Es curioso que, en el flamenco, muchos valoran el plagio, cosa que en otras cosas suele estar mal visto".
Y una afirmación para terminar. El título de un disco del gran Tino di Geraldo editado por Nuevos Medios: Flamenco lo serás tú.
Como en ocasiones ante circunstancias dice Carmen Lázaro, mánager de Tino di Geraldo y abuela de Enzo (un niño maravilloso), y ser humano que ha sido relevante para algunas cosas en lo que Rosalía lleva de trayectoria: "ale, ya, a dejarse de tonterías".
Por Jaci González
Foto cedida por Sónar (mientras Sony Music lo permita)