Luces y sombras en el recital de Montse Cortés en el Auditorio Nacional
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Montse Cortés presentó su disco Flamencas en la Sombra el viernes 13 de Marzo en la Sala de Cámara del Auditorio Nacional de Música, en Madrid, dentro de la programación del ciclo Andalucía Flamenca del Centro Nacional de Difusión Musical.
Este trabajo rinde homenaje a cantaoras que, por ser mujeres y en muchos casos, gitanas, no fueron suficientemente reconocidas en su tiempo; se aplica también a la artista que tantas veces ha cantado atrás, en la sombra, dejando el protagonismo a figuras como Sara Baras, Eva la Yerbabuena, Tomatito o al mismísimo Paco de Lucía.
Granaínas y medias granaínas abren el espectáculo, recogiendo en su letra la figura cristológica que tanto afecciona la cantaora: "Engarzao en oro y marfil, tú llevas una cruz al cuello…" Un cante difícil, templado con un final largo como suele darse en estos cantes, que pone el listón muy alto y es toda una declaración de principios. La cantaora sigue con una popular vidalita que renueva sin embargo por el ritmo "parado" que le imprime, deconstruyendo una letra oída tantas veces, dándole así toda la fuerza expresiva que contiene.
Por soleá, Montse homenajea a grandes creadoras y cantaoras de este género. Las seguiriyas "Reniego de mi sino" que la artista remata por cabal dejan paso a un pequeño interludio musical que Paco Heredia sabe aprovechar amenizando la espera por bulerías, acompañado a la percusión por un contundente y eficaz Sabú Porrina.
Vuelve Montse con unos tangos tientos que no provocan la unanimidad entre los asistentes… Y es que un ritmo pausado, parado, lento es el territorio en el que Montse se mueve a gusto: de ahí, sin embargo también, cierta sensación de linealidad en esta primera parte. Tantos años cantando atrás, junto con su reserva y discreción natural han creado un estilo que sin embargo, le es totalmente propio.
Los ya famosos tangos de La Repompa de Málaga y sobre todo su homenaje a Tina de Las Grecas rompen la baraja, dejando paso a una Montse menos habitual, más cálida. Se nos revela por fin una mujer espléndida, que deja flotar libremente su larga melena, de pie, marcando con sus pasos una toná a lo largo del escenario. Atrás quedan el micro y la silla estrecha. La cantaora cierra la noche retomando, en su último cante, el micro y la figura cristológica del principio… Pero eso ya es otra historia, para la mayoría, el espectáculo ya ha terminado.
Por IsamadFotos: Pacolega