Una noche flamenca estadounidense en Madrid

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Una noche flamenca estadounidense en Madrid

La 33ª edición del festival flamenco de la ciudad estadounidense de Albuquerque llegó a su segunda noche en streaming desde Madrid, con un espectáculo en Tablao Las Carboneras, la noche del sábado 13 de junio.

¿Te acuerdas de cuando la cantaora Juana la del Revuelo entraba al escenario con su canasto de mimbre? Seguro que alguna vez has visto a Manuela Carrasco pasear con un candil en la salida de su taranto. Es el mundo de las estampas, un lugar flamenco atemporal en el que actualmente encontramos conceptos como los de la cordobesa Inmaculada Aranda, primera bailaora en salir al escenario durante esta noche especial, ella es de estampas. Se dibuja el sonido de la soleá entre el compás del movimiento de sus dedos, entre la elegancia para marcar entre sus manos el sonido que liga los tercios del cante, mientras sitúa su característica mirada en algún lugar infinito en el tiempo. Más adelante, cuando Juañares canta una letra de soleá al estilo de Alcalá de Guadaira, ella se reconcentra con arte. Inmaculada Aranda es bailaora de acertadas estampas poéticas, sus bailes siempre son un placer de arte.

El tiempo de la noche viajó a continuación a través de la seguiriya, con una bailaora magnífica en el contexto de la difícil sencillez del baile. Es muy difícil ser una bailaora básica, que no es lo mismo que una bailaora simple, es incluso lo contrario a lo simple. Olga Llorente es una bailaora básica necesaria, en estos tiempos en los que se tiende a ir por dos caminos, o ser excesivamente simples imitando en bucle conceptos ya muy utilizados, o querer inventar mucho sin tener en cuenta la historia evolutiva de los bailes. Por eso resulta siempre tan necesaria Olga Llorente, porque sus cosas son de equilibrio en evolución coherente. Además, ella aporta originalidad propia a los conceptos base, y le sale bien. Recuerden ese gran monumento que es la coreografía para taranto con la que hace un año triunfó en Corral de la Morería, y posteriormente en La Unión. Esta noche de festival estadounidense, fue evidente que hay que estar muy segura de lo que se hace para salir a bailar una seguiriya con esos zapatos de color naranja y chaleco de lentejuelas. Ella es esa bailaora que puede permitirse de sobra hacer eso para una seguiriya, y ahí está explicado todo. Es, en cierto modo y a su manera, una actitud como la que tenía Vicente Escudero, aquel que inventaba sus propios mundos basándose en la difícil sencillez. Siempre son necesarios seres humanos que bailen con esa actitud, como sucede con Olga Llorente.

Durante la coreografía por seguiriya de Olga Llorente, sucedieron grandes momentos de cante, alternándose la profundidad del cante de Ángel Gabarre con esos momentos en los que a Juañares le entra su jirigañismo santiaguero jerezano. Son dos conceptos de voces con matices distintos pero muy complementarios, y es necesario recordar de vez en cuando que existen tanto uno como el otro. Ese Juañares siempre tan versatil y acertado, ese Ángel Gabarre tan largo y personal, un cantaor que suele llevar a la práctica la posibilidad de no cantar siempre las mismas letras. Algo similar sucedió durante el baile posterior de Pedro Córdoba.

Pedro Córdoba es de esos bailaores que definen el baile flamenco actual. Es un intérprete muy versátil que sabe lo que hace en escena. Siendo consciente de lo bien que hace desplantes al terminar remates, no abusa de ello, y ofrece un factor sorpresa, nunca sabes si habrá desplante o lo inverso, recogerse. Con él sucede como con las buenas películas de cine, aquellas que sabes bien de lo que van, pero que el guión te sorprende, puedes tener claro qué tipo de bailaor es Pedro Córdoba, pero al mismo tiempo siempre te sorprenderá. Cuando parece que va a ir hacia el desplante, quizás se recoge, y cuando parece que va a recogerse, quizás hay desplante. En el panorama actual, debería ser más habitual recogerse, cosa que no sucede debido a que un desplante suele recaudar más aplausos del público. Hacer un desplante acertado es maravilloso, pero tiene mayor mérito saber recogerse bien, siempre es más complicado contener el effort que lo contrario, expulsar el baile hacia el público. Pedro Córdoba, un bailaor de soniquete original, es muy bueno para el desplante, pero también para recogerse.

Pedro baila letras que Gabarre y Juañares cantan de soleá al golpe. Personalmente, que no tiene por qué ser una teoría absoluta, ni un asunto dogmático, solo como sugerencia, creo que a lo de cantar letras por soleá sobre un ritmo de soleá a tempo acelerado debería denominarse habitualmente soleá al golpe, ya que no es cantar bulerías a compás de soleá a su tempo habitual, asunto rarísimo de encontrar pero que en ocasiones, por ejemplo, hacía Fernanda de Utrera. Tampoco es cantar soleá a ritmo de bulería. A su vez tampoco es lo que casi siempre suele hacerse cuando se dice bulería por soleá o soleá por bulería, que en esos casos la cosa casi siempre realmente tiende a ser lo que en Jerez se denomina bulería pa escuchar, es decir, bulería al golpe, que no es ni bulería cantada sobre ritmo normal de soleá, ni soleá cantada sobre ritmo de bulería, es bulería cantada sobre ritmo de soleá con el tempo acelerado. Pues del mismo modo que resulta lógico denominar como bulería pa escuchar o bulería al golpe a la bulería cantada sobre ritmo acelerado de soleá, tendría sentido referirse como soleá al golpe, lo mismo que la bulería al golpe pero con letras de soleá, a eso que esta noche cantaban Ángel Gabarre y Juañares. Soleá al golpe, cante por soleá sobre un ritmo de soleá al tempo al que suele hacerse ese mismo ritmo para las alegrías y demás cantiñas. Es fascinante que, en pleno año 2020, todavía no se hayan puesto de acuerdo los seres humanos, para definir de manera uniforme y estable cómo denominar a todas las posibles combinaciones entre bulería y soleá, dependiendo de concepto melódico, ritmo construído sobre el compás, y el tempo del ritmo. Por cierto, volviendo al asunto de la noche, que bonito entró Juañares por soleá de Juaniqui.

El final del espectáculo llegó con Ana Romero y La Tacha cantando una letra por tanguillo. En medio, un ser humano que no llega a tener un momento solista en toda la noche, pero aún así es el colchón sobre el que cayó todo el espectáculo. Yerai Cortés, guitarrista de originales conceptos, demostrando que puede llevar él solito la guitarra en un espectáculo de baile y salir ileso, como decía Enrique Morente si le preguntaban cosas después de un concierto, y él respondía "¡Hemos salido ilesos!". No es fácil poder ser guitarrista que aguante en solitario todo un espectáculo de baile, Yerai va camino de ser como grandes especialistas en ese concepto, al estilo de Miguel Pérez o Juan Campallo, quienes también estarán durante esta semana en diferentes espectáculos de este mismo festival.

Y así sucedieron las cosas en la segunda noche del 33 Festival Flamenco Albuquerque, un streaming desde Tablao Las Carboneras en Madrid dentro de la programación de un festival flamenco online, lanzado al mundo desde Albuquerque, en Nuevo México, Estados Unidos. Bailes flamencos cruzando fronteras bajo el cielo de una misma noche con la misma luna.

Por Jaci González

Imagen: Inmaculada Aranda pintada por Diego Fernández sobre fotografía de Pacolega en Corral de la Morería.

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